Consejo:
Elegí perfumes suaves, con notas florales, cítricas o amaderadas ligeras. Dos o tres toques en puntos estratégicos (muñecas, cuello y detrás de las orejas) son suficientes. Recordá: el perfume debe dejar un recuerdo, no un rastro.
5. Maquillaje excesivo
El maquillaje tiene que realzar, no transformar. Capas de base, sombras muy marcadas o pestañas postizas exageradas hacen que el rostro pierda naturalidad. La mujer elegante se ve fresca, luminosa y equilibrada.
Consejo:
Optá por un maquillaje natural: base ligera, rubor suave, pestañas definidas y labios en tonos neutros o rojos clásicos. Un maquillaje bien aplicado puede convertir un look simple en uno sofisticado.
6. Exceso de accesorios o joyas mal combinadas
Usar demasiados accesorios al mismo tiempo puede hacer que incluso el mejor conjunto se vea sobrecargado. La elegancia está en saber cuándo detenerse.
Consejo:
Seguí la regla de Coco Chanel: “Antes de salir de casa, mírate al espejo y quítate un accesorio.”
Un solo elemento distintivo —como un collar de perlas, un reloj clásico o un par de aros discretos— puede elevar tu estilo sin esfuerzo. Elegí calidad antes que cantidad.
Reflexión final
Ser elegante no significa seguir modas ni gastar fortunas. Significa tener criterio, cuidado personal y respeto por los detalles.
Una mujer elegante se viste para sí misma, no para ser vista. Su presencia inspira confianza, calma y admiración sin pronunciar una sola palabra.
💡 Consejo extra: La verdadera elegancia no está solo en lo que llevás puesto, sino en cómo tratás a los demás. La amabilidad, la serenidad y la gratitud nunca pasan de moda.