Se suelen añadir a sopas o guisos, pero las hojas de laurel poseen un poder mucho mayor que simplemente dar sabor a los platos. Durante siglos, también se han considerado protectoras del hogar, capaces de aportar equilibrio, serenidad y abundancia.
En las tradiciones mediterráneas, eslavas y orientales, la cocina era el corazón del hogar, un espacio sagrado donde fluían las energías de la comida, el calor y la familia. Colocar unas hojas de laurel en los rincones o cerca de la estufa tenía como objetivo alejar las influencias negativas, preservar la frescura de los alimentos y fortalecer la paz familiar. Una práctica simbólica, pero también… ¡muy práctica!
Los beneficios de colocar hojas de laurel en los rincones de tu cocina

-
Un purificador natural para el aire y la mente.
Los antiguos creían que las hojas de laurel absorbían las energías estancadas. Hoy en día, sabemos principalmente que liberan compuestos aromáticos como el linalool y el cineol, conocidos por sus efectos calmantes y purificadores.
Consejo sencillo:
- Coloca una hoja seca en cada rincón de tu cocina y formula una intención positiva, por ejemplo:
"Que esta casa se llene de serenidad y vitalidad."
- Reemplace las hojas cada cuatro a seis semanas, o en cuanto empiecen a desmoronarse. El aroma fresco que desprenden crea una atmósfera relajante y natural.