Es un ritual tan arraigado como el café de la mañana: nos duchamos para despertarnos, relajarnos o simplemente sentirnos bien. Pero ¿alguna vez has notado que algunas duchas te dejan la piel tirante, el cabello opaco o extrañamente cansado? Pero ¿y si el problema proviene de… una higiene excesiva?
1.Piel privada de protección natural
Consejo: Elige agua tibia, limita el uso de geles de ducha perfumados y aplica siempre crema o aceite hidratante después de la ducha. ¡Tu piel te lo agradecerá!
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desequilibrio del microbioma de la piel

Bajo la superficie, nuestra piel alberga un verdadero ecosistema: millones de microorganismos beneficiosos que refuerzan nuestra inmunidad natural. Lavarse con demasiada frecuencia o usar productos antibacterianos también destruye estas bacterias beneficiosas. Y cuando desaparecen, la piel se vuelve más sensible y susceptible a la irritación.
¿La buena noticia? Simplemente ducharse de vez en cuando y usar productos suaves para el cuidado de la piel puede restaurar este equilibrio de forma natural.
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La temperatura corporal puesta a prueba