Las duchas muy calientes son un verdadero placer... ¡hasta que te mareas! Especialmente para los adultos mayores, el agua demasiado caliente o demasiado fría puede alterar la regulación de la temperatura corporal y causar mareos o fatiga.
La mejor estrategia: mantener el agua a una temperatura agradable y evitar baños demasiado largos. Esto te ayudará a relajarte sin agotar el cuerpo.
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Cabello opaco y cuero cabelludo seco
Al igual que tu piel, tu cuero cabelludo necesita aceites naturales para mantener su equilibrio. Lavarse demasiado el cabello debilita esta zona y lo deja opaco. Si tienes las puntas secas o se te quiebra fácilmente, es hora de bajar el ritmo.
Idealmente, dos o tres lavados a la semana son más que suficientes para mantener el cabello sano. Entre lavados, un simple enjuague con agua limpia o un poco de champú seco es suficiente para refrescar las raíces.
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Fatiga inesperada después de la ducha
A menudo pensamos que una buena ducha nos da energía… Pero excedernos puede tener el efecto contrario. Cada vez que nos sumergimos, se estimula la circulación sanguínea y la regulación de la temperatura. Bañarse con demasiada frecuencia con agua caliente o fría puede cansarnos en lugar de darnos energía.
Intenta ducharte cuando tu cuerpo esté descansado: después del desayuno o por la noche, cuando te sientas relajado. Y espera al menos una hora entre las comidas y la ducha para evitar sentirte cansado.
¿Con qué frecuencia debes lavarte?
¡No tienes que ducharte todos los días para estar limpio y sentirte bien!
- Para la mayoría de los adultos: una ducha al día es suficiente.
- Para las pieles secas o maduras, la mejor solución es lavar bien el rostro cada dos o tres días, seguido de una limpieza ligera con una esponja.
Y sobre todo: ¡hidrata, hidrata, hidrata! Este es el secreto para una piel suave y una comodidad duradera.