EL MECÁNICO ayuda a El Chapo en la carretera sin saber quién es… Lo que recibe cambia TODO para…

Sé que cargas con culpa que no te deja respirar. Toca su pecho. Esto no es vida. Esto es una prisión de oro. Y yo prefiero ser libre y pobre que rica y prisionera. Ramón se levanta, camina por la sala, mira las fotografías en la pared. Andrea en su graduación con Toga y Birretrete, Miguel con su trofeo de fútbol, ​​Sofía en su recital de ballet, Lucía sonriendo en la playa de Mazatlán, su familia, su hermosa familia que construyó con decisiones que parecían correctas en el momento, pero que ahora pesan como piedras en su conciencia. Piensa en su

padre que murió pobre pero honesto. Piensa en su madre que nunca tuvo nada pero dormía tranquila. Piensa en el hombre que era hace 5 años. Un mecánico humilde con manos limpias y conciencia clara. Piensa en el hombre en que se convirtió. Rico, pero atrapado. Exitoso pero aterrado. Poderoso, pero prisionero. Finalmente se voltea hacia Lucía.

Llama a Andrea, dile que venga mañana temprano. Necesitamos hablar con los niños. Necesitamos tomar esta decisión juntos como familia. A la mañana siguiente, los cinco se sientan en la sala. Ramón les cuenta todo. No omitas nada. Les cuenta sobre aquella madrugada hace 5 años. Les cuenta sobre la cirugía de Miguel. Les cuenta sobre el trabajo para el cartel. Les cuenta sobre el dinero.

Les cuenta sobre la oferta del Chapo. Les cuenta sobre las dos opciones. Andrea, ahora de 21 años escucha con expresión seria. Miguel de 16 está pálido. Sofía de 12 llora silenciosamente. Cuando Ramón termina, hay un largo silencio. Finalmente, Andrea habla. Papá, yo sabía que algo estaba pasando. Sin tonta de soja.

Sabía que el dinero no venía solo de reparar coches normales, pero no quise preguntar porque tenía miedo de la respuesta. Se limpia las lagrimas. Pero ahora que sé la verdad, mi respuesta es clara. Vámonos. Dejemos todo. Empecemos de nuevo. Yo puedo estudiar en cualquier lugar. Lo importante es que estemos juntos y seguros. Miguel asiente. Yo también quiero que nos vayamos.

Tengo cuyos amigos padres trabajan para los carteles. Algunos están muertos, otros están en prisión, otros desaparecieron. No quiero que eso te pase, papá. Sofía se lanza a los brazos de Ramón. No quiero que te vayas nunca, papi. No me importa la casa grande. No me importa mi escuela bonita, solo te quiero a ti.

Ramón mira a su familia. Ve amor, ve miedo, ve esperanza, ve la oportunidad de redención, ve la posibilidad de volver a ser el hombre que era, el hombre que quiere ser. Se voltea hacia Lucía. Ella sonríe con lágrimas en los ojos. Entonces, pregunta Ramón, toma una respiración profunda. Entonces, nos vamos. Esta noche le digo al Chapo que aceptó el millón de pesos y la salida.

En una semana estaremos en otro país. En un mes tendremos una vida nueva y nunca, nunc

a miraremos atrás. Esa noche Ramón vuelve a la casa en la sierra. El Chapo lo espera en la misma terraza. “Ya tienes tu respuesta”, pregunta Ramón asiente. "Quiero la salida, señor. Quiero el millón de pesos y la oportunidad de empezar de nuevo con mi familia. El Chapo no se sorprende.