Ese capítulo de su vida está cerrado. Ramón Castillo, el mecánico de Culiacán, que trabajó para El Chapo. Es historia. Robert Carson, el mecánico de Vancouver que construyó una vida honesta es el presente y el futuro. Es brillante, es seguro, es libre. Al día siguiente, Ramón va a trabajar.
Un cliente joven llega con un coche viejo que apenas funciona. “No tengo mucho dinero”, dice el joven nervioso. "Pero necesito que trabajar para ir a mi trabajo. ¿Puedes ayudarme?" Ramón mira al joven. Ve desesperación, ve necesidad, ve a sí mismo hace 20 años. Déjamelo, dice, lo arreglaré y no te preocupes por el dinero. Págame lo que puedas cuando puedas. El joven casi llora de gratitud.
Ramón trabaja en el coche toda la tarde, lo deja como nuevo. Cobra solo $100 cuando el trabajo vale 500. El joven se va feliz. Ramón se queda en el taller mirando sus manos. Manos viejas, manos cansadas, manos honestas, manos limpias. Sonríe. Esta es la vida que elegiste. Esta es la vida que construyó.
Esta es la vida que merece. La historia de Ramón Castillo nos recuerda que el verdadero poder no está en el dinero o la influencia, sino en la libertad de elegir nuestro propio camino. nos enseña que nunca es tarde para buscar redención, que la lealtad más importante es la que tenemos con nuestra propia conciencia y que a veces el mayor acto de valentía es alejarse del poder cuando todos los demás luchan por obtenerlo.
Según estadísticas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito, aproximadamente el 38% de las personas que trabajan para organizaciones criminales en roles no violentos intentan salir en algún momento de sus vidas. Solo el 12% lo logra exitosamente. Ramón fue parte de ese 12%.
Su historia es excepcional, no porque trabajó para el cartel más poderoso de México, sino porque tuvo el coraje de rechazar ese poder cuando se le ofreció más. Hoy millas de familias en México y Latinoamérica enfrentan decisiones similares: pobreza extrema versus dinero manchado de sangre. Supervivencia versus moralidad. Lealtad al cartel versus lealtad a la familia.
La historia de Ramón nos muestra que hay una tercera opción, la opción de la redención, la opción de empezar de nuevo, la opción de elegir la libertad sobre el oro. ¿Qué opinas sobre el dilema moral de Ramón? ¿Crees que hizo lo correcto al trabajar para el cartel inicialmente? ¿Crees que su decisión de salir lo redime? ¿Qué harías tú en su situación? Déjalo en los comentarios.
Tu opinión importa, tu voz importa, porque estas historias no son solo entretenimiento, son reflejos de realidades que millones viven cada día y solo hablando de ellas, solo entendiéndolas, podemos empezar a cambiarlas. METRO.