Septiembre del 2009. Ramón está instalando un sistema de suspensión reforzada en un lobo cuando Damián aparece sin aviso previo. Trae a otro hombre con él. Este hombre es diferente, más viejo, tal vez 50 años, con cabello gris y ojos que evalúan todo con precisión militar. Viste ropa casual cara, botas de piel de avestruz, cinturón con evilla de oro, reloj Rolex en la muñeca.
Ramón, él es don Ismael”, dice Damián con tono respetuoso. “Quiere conocer al mecánico del que tanto he hablado”. Ramón limpia sus manos rápidamente y extiende la mano. Don Ismael la estrecha con fuerza. Damián dice que eres el mejor mecánico de Sinaloa, que eres rápido, discreto y leal. Su voz es tranquila, pero hay acero debajo.
Hago mi mejor esfuerzo, señor, responde Ramón. Don Ismael sonríe levemente, modesto también. Me gusta. Don Ismael camina alrededor del taller inspeccionando todo. Ve las herramientas profesionales. Ve el área privada con cortinas. Ve los dos mecánicos trabajando en vehículos normales al otro lado.
Tienes una buena operación aquí, dice, finalmente, limpia, profesional, discreta. Se voltea hacia Ramón. Necesito que hagas un trabajo especial, muy especial, muy bien pagado, pero también muy delicado. Ramón siente como su pulso se acelera. ¿Qué tipo de trabajo? Don Ismael señala hacia afuera donde está estacionada una suburba negra completamente nueva.
Esa camioneta necesita modificaciones completas, blindaje nivel cuatro en puertas y ventanas, compartimentos ocultos en piso, techo y paneles laterales, sistema de escape modificado para máxima velocidad, tanque de gasolina doble. Sistema eléctrico con interruptores de emergencia para luces y GPS. ¿Puedes hacerlo? Ramón calcula mentalmente, es trabajo de dos semanas mínimo.
Necesita materiales especiales, necesita herramientas especializadas, necesita discreción absoluta. Puedo hacerlo, dado, pero necesito dos semanas y materiales que cuestan aproximadamente 200,000es. Don Ismael saca una cartera gruesa, cuenta 500.000 pesos en billetes de 1000 y se los entrega a Ramón.
200.000 para materiales, 300.000 para ti. Tienes 10 días, ni uno más. Esta camioneta es para un trabajo muy importante, muy importante. Ramón toma el dinero con manos que tiemblan ligeramente. 300.000 pesos por 10 días de trabajo. Es más dinero del que su padre ganó en toda su vida. Estará lista en 10 días. Promete a don Ismael. Oriente. Sé que lo estará. Damián confía en ti.
Yo confio en Damián. Ahora confío en ti también. Hace una pausa. Pero entiende algo, Ramón. Este trabajo es confidencial, absolutamente confidencial. Si alguien pregunta, si alguien investiga, si alguien sospecha, tú no sabes nada. ¿Entendido? ¿Entendió perfectamente, señor? Don Ismael sonríe. Bien, entonces tenemos un acuerdo. Estrecha la mano de Ramón nuevamente y se va con Damián.
Ramón mira la suburban nueva, mira los 500.000 pesos en su mano, mira hacia su taller donde sus dos empleados trabajan ajenos a todo. Sabe que este trabajo es diferente. Sabe que está cruzando otra línea. Sabe que blindaje nivel 4 no es para protegerse de accidentes de tráfico.
Sabe que compartimentos ocultos en piso, techo y paneles no son para guardar herramientas. Sabe exactamente para qué es esta camioneta. Es para guerra. ¿Es para transportar algo o alguien muy valioso? ¿Es para sobrevivir enfrentamientos con autoridades o carteles rivales? Ramón cierra el taller temprano ese día. Manda a sus empleados a casa.
Se sienta solo en la oscuridad mirando la suburbia negra que brilla bajo la luz de la luna. Piensa en su familia, piensa en la casa nueva, piensa en Andrea estudiando medicina, piensa en Miguel y Sofía en su escuela privada, piensa en Lucía con sus medicinas importadas, piensa en todo lo que tiene ahora, piensa en todo lo que puede perder. Finalmente se levanta, abre la puerta de la suburbana, comienza a tomar medidas, comienza a planear las modificaciones, comienza a trabajar, ha tomado su decisión. No hay vuelta atrás.
Comparte con alguien que necesite escuchar esta historia. Ramón trabaja día y noche durante 9 días. Instale placas de acero balístico en las puertas. Reemplace las ventanas con vidrio blindado de 3 pulgadas de grosor. Construye compartimentos ocultos, tan perfectamente integrados que son completamente invisibles.
Modifique el sistema de escape con tubos de alto flujo que aumentan la velocidad máxima en 20 km/h. Instale un tanque de gasolina secundario que duplique la autonomía. Crea un sistema eléctrico con interruptores ocultos que pueden apagar todas las luces y desactivar el GPS en 2 segundos. Es el mejor trabajo de su vida. Es una obra maestra de ingeniería mecánica.
Es también una máquina de guerra perfecta. El décimo día a las 7 de la mañana Damián llega con don Ismael. Inspeccionan cada detalle, prueban cada compartimento, revisan cada modificación. Don Ismael no dice nada durante 20 minutos, solo observa, toca, evalúa, finalmente habla. Perfecto, absolutamente perfecto. Se voltea hacia Ramón con algo parecido a respeto genuino en sus ojos.
Eres un artista, Ramón, un verdadero artista. Saca otro sobre, 50.000es extra. por terminar un día antes por la calidad excepcional. Ramón toma el sobre. 350,000 pesos en total por 9 días de trabajo. Don Ismael sube a la suburbana, enciende el motor, escucha el ronroneo suave y poderoso. Sonríe.
Esta camioneta va a salvar vidas, Ramón. Vidas de mi gente, vidas de personas que dependen de mí. Gracias. Arranca y desaparece por la carretera. Damián se queda atrás un momento. Don Ismael está muy impresionado. Eso es raro. Eso es muy bueno para ti. Hace una pausa. Prepárate. Van a llegar más trabajos como este, muchos más. Los meses siguientes son un torbellino.
Ramón modifica 20 vehículos más, cada uno con especificaciones diferentes, algunos con blindaje completo, otros con compartimentos masivos para transportar carga, otros con sistemas de comunicación encriptada instalados en los tableros. Cada trabajo paga entre 200.000 y 500.000 pesos. El dinero fluye como río.
Ramón abre una cuenta bancaria en Panamá bajo el nombre de una compañía fantasma que Damián le ayuda a crear. Deposita millones de pesos. Su familia vive como nunca soñó. Andrea se gradúa con honores y entra a especialización en cirugía cardiovascular. Miguel gana torneos de fútbol con su equipo privado. Sofía toma clases de piano y ballet.
Lucía está más saludable que en 20 años. Ramón compra una casa en la playa de Mazatlán, compra acciones, compra propiedades, se convierte en un hombre rico, pero también se convierte en un hombre diferente. Ya no es el mecánico humilde que trabajó 18 horas por sobrevivir. Ahora es parte de la estructura.
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