Una clase media bajo presión
Esta categoría, a menudo llamada la "olvidada", es paradójicamente la más numerosa. Es la que impulsa el consumo, la que más impuestos paga y la que menos ayuda pública recibe. Una zona gris donde la gente hace malabarismos con las facturas mientras intenta ahorrar un poco "para más adelante".
Y si esta clase media a veces siente que va perdiendo, es porque ve cada mes la diferencia entre sus esfuerzos y el resultado concreto en su poder adquisitivo. El precio de la cesta de la compra media se ha disparado, los gastos inevitables (vivienda, energía, transporte) absorben más de la mitad de sus ingresos, y el resto suele destinarse a la supervivencia en lugar de al disfrute.
Una guía útil, pero no una verdad absoluta.
Estas cifras se mantienen en promedio: vivir con 2500 € en París no es, obviamente, lo mismo que vivir con la misma cantidad en Limoges. El nivel de vida también depende de los gastos, la vivienda, el estilo de vida y el número de hijos. Ser de "clase media" en 2025 es, por lo tanto, tanto una cuestión de ingresos como de percepción: la sensación de tener lo justo para vivir, pero rara vez lo suficiente para relajarse de verdad.
En resumen
En 2025, la clase media francesa comienza en 1.683 euros netos al mes y se extiende hasta 3.119 euros para una sola persona.
Una pareja con dos hijos entra en esta categoría a partir de 4.000 € .
Un equilibrio frágil, símbolo de un país donde la comodidad se gana y se mide, al final de cada mes, por unos pocos euros.
