Carmen intervino signando con una sonrisa traviesa. “Dejen de ser tan formales ustedes dos. Esta noche somos un equipo.” Elena se rió y asintió. Julián explicó el programa de la noche. Un cóctel de bienvenida, una cena de cuatro tiempos, su discurso sobre la fundación y los proyectos de inclusión que estaban desarrollando y finalmente una subasta benéfica. Elena, necesito que traduzcas todo para mi madre, pero también me gustaría que la ayudes a socializar. Ella tiene tanto que ofrecer en conversaciones, pero raramente tiene la oportunidad de hacerlo.
La gala era deslumbrante. El salón principal del hotel había sido transformado en un espacio de ensueño con miles de luces blancas colgando del techo como estrellas, arreglos florales espectaculares en cada mesa y una vista panorámica del Mar Caribe iluminado por la Luna. Más de 300 invitados vestidos con sus mejores galas llenaban el espacio. Empresarios en smokines, mujeres con vestidos de diseñador que costaban más que un auto, políticos importantes y celebridades que Elena solo había visto en revistas.
se sintió completamente fuera de su elemento, pero la mano de Carmen apretando la suya le dio valor. Elena cumplió su trabajo con una dedicación que iba más allá del profesionalismo. Cuando alguien se acercaba a hablar con Julián y Carmen, Elena traducía simultáneamente cada palabra en lenguaje de señas, permitiendo que Carmen participara activamente en la conversación. Pero más que eso, Elena facilitaba que otros hablaran directamente con Carmen. Cuando un senador se acercó para felicitar a Julián por la fundación, Elena intervino gentilmente.
Senador, me gustaría presentarle formalmente a la señora Carmen Valdés, quien es una parte integral de esta fundación. Le importaría si traduzco para que pueda hablar directamente con ella. El senador, un hombre mayor con cabello plateado, pareció sorprendido por un momento, pero luego asintió con entusiasmo. Me encantaría. Las manos de Elena se movieron con fluidez mientras el senador expresaba su admiración por el trabajo de la fundación. Carmen respondió con signos que Elena tradujo. Gracias, senador. Para mí es importante que esta fundación incluya programas para personas con discapacidades, especialmente sordas.
Hay tanto talento en nuestra comunidad que el mundo necesita ver. El senador escuchaba atentamente, claramente impresionado. Sabe, señora Valdés, tiene toda la razón. Deberíamos estar haciendo más a nivel gubernamental. Durante la cena, Elena se sentó entre Carmen y Julián en la mesa principal, una posición que normalmente hubiera sido imposible para alguien de su estatus social. Pero esa noche ella era esencial. traducía las conversaciones, ayudaba a Carmen a navegar las múltiples opciones de cubiertos que Elena misma apenas sabía usar.