Es una técnica sencilla, pero a menudo fiable , sobre todo si se actúa inmediatamente después de la rotura.
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¿Puerta abierta? Intenta extraerla por detrás.
Si la puerta ha permanecido abierta ( ¡uf! ), tienes una valiosa ventaja: acceder al otro lado de la cerradura.
- Consigue un objeto largo y delgado: una llave fina, un destornillador pequeño o incluso la punta de unas tijeras.
- Deslice este objeto dentro de la cerradura, por el interior, hasta que toque el extremo de la llave rota.
- Empuje suavemente hacia afuera.
Con un poco de paciencia, la llave debería sobresalir lo suficiente como para sujetarla con unos alicates. ¡Un verdadero ahorro de tiempo!
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Utilice otra tecla como pulsador de tecla
Una variación del método anterior consiste en insertar otra llave ( fina y recta ) en el interior de la cerradura.
- Actuará como una pequeña palanca y empujará la parte rota hacia afuera.
- Solo queda recuperarlo con unas pinzas, una vez que sea visible.
Consejo práctico: utiliza una llave vieja que ya no uses, por si acaso se atasca también.