Mis manos se enfriaron. El aire se sentía pesado.
—Algo que cambiará tu forma de ver estos últimos meses.
Lucía respiró hondo y se levantó de la mesa. Fue al dormitorio y regresó con un sobre cerrado. Lo puso delante de mí.
—Tu madre también me confió este sobre. Me pidió que te lo diera cuando considerara que era el momento adecuado. Y... creo que ese momento es ahora.
Me temblaban los dedos al abrirlo. Dentro había una carta, escrita con su letra suave e inconfundible. Empecé a leer, y cada frase era como un golpe directo al alma.
Hijo mío, sé que siempre has intentado ser fuerte y llevar todo sobre tus hombros. Pero la vida no está hecha para vivirla solo. No repitas mis errores. Cuando nazca tu hijo, quédate cerca de él. No sacrifiques lo esencial para ayudar a todos. Cuida primero de tu familia inmediata. Podrás ayudar a los demás después.
Lucía me observaba en silencio. Seguí leyendo.
También quiero que cuides de Lucía. Ella será tu compañera en todo. Si alguna vez tienes dudas, escucha su intuición: ella ve cosas que tú a veces no ves.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Era como si mi madre hubiera escrito esa carta sabiendo exactamente lo que sucedería hoy.
Cuando terminé, Lucía se acercó y me dio un suave abrazo.
—Javier, no quise ocultarte nada. Pero quería respetar los deseos de tu madre. Y además…
Ella dio un paso atrás ligeramente y tomó mis manos.
—Yo también tengo miedo por mí. Mi embarazo es más complicado de lo que te dije. Los médicos quieren hacerme más pruebas. No quería preocuparte, pero necesito este dinero para estar tranquila... para que el bebé esté bien.
Sentí como si me estuvieran sacando el aire de los pulmones. Me odiaba por haberle preguntado algo tan injusto sin saber qué estaba pasando. La abracé fuerte, como si ese gesto pudiera arreglarlo todo.
Esa misma noche, hablé con Carolina, le expliqué la verdad y le prometí ayudarla, pero de otra manera: buscando asistencia social, hablando con un abogado sobre su situación del alquiler y gestionando la manutención familiar. Ella lo entendió, aunque le dolió. Pero era lo correcto.
Y decidimos: el dinero se usaría como mi madre quería... y como lo necesitábamos. Nuestra familia siempre debe ser nuestra prioridad.
A veces la vida te sacude para obligarte a mirar dónde realmente necesitas estar.
Y tú, ¿qué habrías hecho en mi lugar? ¿Cómo habrías gestionado una situación similar? Me gustaría mucho saber tu opinión.