Mi hija nos dejó después de su noche de bodas. Desde el primer momento, sentí que algo andaba mal.

Mi hija nos dejó después de su noche de bodas . Desde el primer momento, sentí que algo andaba mal. A las cinco de la mañana, sonó el teléfono: Amanda había fallecido en casa de su esposo, apenas doce horas después de su "sí, quiero" en el altar.

Llegué al hospital como un fantasma, con el pijama arrugado, el pelo despeinado y los pies descalzos resbalando sobre el frío pavimento. El olor a antiséptico y la tensión en los pasillos me consumieron por completo.

Cuando la vi, cubierta con una sábana blanca en una camilla, todo se derrumbó. Su piel, antes rosada, estaba fría como el mármol. Su cabello castaño caía sobre la almohada como si estuviera dormida. «Paro respiratorio», anunció el médico sin emoción.

Amanda no era frágil. Estaba llena de vida y risas. El día anterior, me había contado una noticia increíble. Markus, su esposo, parecía estar de luto, pero sus movimientos eran extraños. Tenía nuevos arañazos en los antebrazos que atribuyó al gato... aunque Amanda era alérgica a los gatos.

En el funeral, su rostro permaneció frío y distante. La familia West, influyente y poderosa, actuó como si estuviera en una reunión, no en un funeral.

Unos días después, mientras recogía las cosas de Amanda, encontré su camisón de la noche de bodas, roto y manchado de pintura marrón. Había una prueba de embarazo positiva en la basura. Amanda estaba embarazada. Markus lo confirmó, pero su explicación no coincidía con las pistas de la escena.