Mi hija nos dejó después de su noche de bodas. Desde el primer momento, sentí que algo andaba mal.

Me reuní con el Dr. Richard, el patólogo. Me advirtió: la verdad que buscaba podría destrozarme. Pero ya estaba destrozado.

Esa noche tomé una decisión. Sin importar las amenazas, la propiedad ni la ley, hice una segunda autopsia. Amanda merece justicia. Y su hijo también.

En los días siguientes, la verdad salió a la luz como un rayo: señales de estrangulamiento, un fuerte sedante en la sangre y evidentes esfuerzos por ocultar el embarazo. Markus y su familia planearon este crimen para proteger un secreto no revelado: una amante que ya estaba embarazada antes de la boda.

El juicio causó sensación. Markus fue condenado a cadena perpetua, su padre a quince años y su madre a ocho años de prisión. La justicia por fin había hablado.