Ingredientes:
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Un puñado de hojas frescas de moringa
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Un paño limpio
Preparación:
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Machacar las hojas hasta formar una pasta.
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Aplicar sobre la zona inflamada o dolorida.
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Cubrir con el paño y dejar actuar 15 a 20 minutos.
Beneficio: alivia dolor e inflamación local.
4. Agua purificada con semillas de moringa
Ingredientes:
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2 a 3 semillas de moringa peladas
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1 litro de agua
Preparación:
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Triturar las semillas hasta hacerlas polvo.
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Añadir al agua, remover y dejar reposar media hora.
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Colar antes de beber.
Beneficio: actúa como purificador natural de agua y ayuda contra bacterias.
Precauciones y contraindicaciones
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Evitar consumir en exceso, ya que puede tener efectos laxantes.
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No se recomienda el uso de la raíz sin supervisión, pues contiene sustancias que pueden ser tóxicas.
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Mujeres embarazadas deben evitar las raíces y la corteza, ya que pueden provocar contracciones uterinas.
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Siempre consultar con un profesional de la salud en caso de tomar medicamentos para la presión o la glucosa.
Conclusión
La moringa oleifera es una de las plantas más completas en el mundo de la medicina natural. Sus hojas, semillas y flores ofrecen beneficios que abarcan desde el fortalecimiento del sistema inmune y el control de la presión arterial hasta el apoyo en la digestión y la energía diaria. Preparada en infusiones, batidos o remedios caseros, constituye un aliado poderoso para la salud integral.