Pintarse las uñas es, para muchas personas, un ritual de belleza casi terapéutico. Ese momento en el que escoges un color, te concentras en los detalles y al final miras tus manos o pies con satisfacción es casi mágico. Sin embargo, detrás de esos frasquitos de esmalte tan llamativos hay una realidad poco conocida: ciertos ingredientes pueden provocar reacciones en nuestro cuerpo que no siempre imaginamos.
De hecho, aunque al principio parezca algo inofensivo, la exposición repetida a algunos de los compuestos que contienen los esmaltes puede tener efectos que van más allá de las uñas. Y es aquí donde conviene detenerse a observar qué estamos aplicando y cómo reacciona nuestro organismo.

Los ingredientes detrás del brillo
Cuando destapas un esmalte, lo primero que notas es ese olor fuerte y penetrante. No es casualidad: en su composición suelen estar presentes químicos como formaldehído, tolueno o ftalatos. Estos compuestos ayudan a que el esmalte se adhiera, brille y dure, pero también pueden convertirse en una fuente de exposición química para nuestro cuerpo. Aunque no lo percibas de inmediato, esas moléculas entran en contacto con la piel, se inhalan al pintar las uñas y, en algunos casos, llegan al torrente sanguíneo.
Reacciones en la piel y en las uñas
Uno de los efectos más comunes es la irritación cutánea. Algunas personas notan enrojecimiento alrededor de las uñas, descamación o incluso comezón después de usar ciertos esmaltes. Esto puede deberse a una sensibilidad particular a alguno de los componentes. Además, con el uso continuo, las uñas pueden volverse más frágiles, quebradizas o presentar manchas amarillentas.

La respiración también se involucra
El olor característico de los esmaltes es señal de compuestos volátiles. Al inhalarlos, el sistema respiratorio los recibe directamente. Aunque una sesión ocasional probablemente no cause grandes problemas, quienes se pintan las uñas con mucha frecuencia o trabajan en salones de belleza saben que el contacto prolongado con estos vapores puede causar dolor de cabeza, mareos o irritación en garganta y ojos.