Algunas personas experimentan síntomas idénticos a los de un resfriado o una gripe justo antes de sufrir un infarto. Fiebre alta, dolor de garganta, dolores corporales, dolores musculares y congestión nasal pueden ser señales alarmantes que no deben ignorarse, ¡sobre todo si no se ha resfriado!
Fatiga repentina y agotamiento
Sentirse cansado todo el día sin realizar ningún esfuerzo es señal de que el cuerpo intenta comunicarse. Cuando las arterias se contraen, el corazón recibe menos sangre, por lo que tiene que bombear con más fuerza de lo habitual; los músculos se tensan y se produce fatiga general. En este caso, debe consultar a un médico sin demora.
Problemas respiratorios
Algunas personas solo experimentan este síntoma, que puede aparecer simultáneamente con dolor en el pecho. No solo el corazón no recibe suficiente oxígeno, sino también los pulmones. Sin suficiente sangre, no pueden funcionar correctamente, lo que provoca dificultad para respirar.