Además de sus propiedades analgésicas, el orégano es un potente refuerzo inmunitario . Sus compuestos fenólicos actúan como antioxidantes, neutralizando los radicales libres que pueden dañar las células y provocar enfermedades crónicas. El consumo regular de orégano, ya sea en forma de alimento o té, puede fortalecer el sistema inmunitario y reducir la probabilidad de resfriados o gripe. Sus propiedades antivirales y antibacterianas naturales lo hacen especialmente útil durante los cambios de estación, cuando las defensas del cuerpo están bajas. En la medicina tradicional, el té de orégano se ha utilizado como remedio casero para la tos, las infecciones respiratorias e incluso la fiebre leve debido a su capacidad para aliviar la congestión y facilitar la respiración.
El orégano también contribuye a la salud digestiva , mejorando la eficiencia del tracto digestivo. Estimula la producción de bilis, mejora la absorción de nutrientes y previene la hinchazón y la indigestión. Además, sus efectos antimicrobianos ayudan a equilibrar las bacterias intestinales, protegiendo los intestinos de microbios dañinos y favoreciendo una flora intestinal saludable. Esto contribuye a una mejor absorción de nutrientes y a una función metabólica general.
