Tomas un puñado de vitaminas cada mañana porque quieres sentirte con energía, mantenerte saludable y cubrir cualquier deficiencia nutricional que la vida te presente. Pero en el fondo, a veces te invade una silenciosa preocupación: ¿y si esas pastillas "saludables" en realidad están haciendo que dos de tus órganos más trabajadores luchen por su vida? Lo cierto es que, si bien la mayoría de los suplementos son perfectamente seguros si se usan correctamente, tomar los incorrectos (o demasiado) puede, poco a poco, someter a un estrés peligroso a tu hígado y riñones sin que te des cuenta hasta que se vuelve grave. ¿La buena noticia? Hay una forma sencilla y con respaldo científico de mantener todos los beneficios y casi ningún riesgo, y para cuando termines de leer esta guía, sabrás exactamente cómo protegerte (además de un hábito sorprendente que la mayoría de la gente pasa por alto).
Por qué su hígado y riñones están trabajando horas extras ahora mismo
El hígado filtra aproximadamente 1,4 litros de sangre por minuto y neutraliza las toxinas. Los riñones filtran alrededor de 180 litros de sangre al día para eliminar los desechos y mantener el equilibrio electrolítico.
Al ingerir un suplemento, ambos órganos deben procesarlo: descomponerlo, absorber lo útil y eliminar el resto de forma segura. Si se consume en exceso, se eligen fórmulas poco absorbibles o se combinan las incorrectas, estos órganos se ven repentinamente sobrecargados. Investigaciones de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) demuestran que el consumo excesivo de ciertas vitaminas y hierbas es una de las principales causas de daño hepático inducido por fármacos en Estados Unidos.
¿Da miedo? Un poco. ¿Se puede prevenir? ¡Por supuesto!
6 suplementos que merecen especial atención
No todos los suplementos son iguales. Los más comunes pueden resultar peligrosos si se abusa de ellos:
- Vitamina A (forma de retinol) : más de 10 000 UI diarias se han relacionado con toxicidad hepática en estudios.
- Vitamina D : Las megadosis pueden aumentar el calcio en la sangre y obligar a los riñones a trabajar más.
- Hierro : Sin una deficiencia confirmada, el exceso de hierro se acumula en el hígado y puede causar daño oxidativo.
- Polvos de proteínas y mezclas de aminoácidos : la ingesta crónica alta estresa los riñones, especialmente si ya tiene una función renal reducida.
- Remedios herbales (kava, consuelda, extracto de té verde en dosis altas) : la FDA ha emitido advertencias sobre el daño hepático causado por estos productos “naturales”.
- Niacina (vitamina B3 en forma de enjuague) : En dosis muy altas utilizadas para el colesterol pueden dañar el hígado.
El riesgo es pequeño cuando se siguen las dosis recomendadas, pero se dispara con el uso excesivo a largo plazo.

9 hábitos comprobados para tomar suplementos sin dañar tus órganos