Estas señales no siempre parecen importantes… hasta que conectas los puntos:
Fatiga después de comer.
Niebla mental.
Circunferencia de cintura mayor a 90 cm (en hombres puede ser mayor).
Triglicéridos superiores a 100 mg/dL.
Colesterol HDL bajo.
Manchas en el cuello o pliegues de la piel.
Ronquidos frecuentes.
Ácido úrico elevado.
Hambre constante o antojos de dulces.
Aumento de grasa abdominal a pesar de que todos los exámenes salen normales.
Si tiene tres o más de estos signos, es muy probable que la resistencia a la insulina sea el problema subyacente... y su hígado lo esté demostrando.
Pruebas esenciales que puede solicitar a su médico
Para comprender qué sucede realmente, no basta con medir la glucosa. Esto es importante:
Niveles de glucosa en ayunas y posprandial.
Niveles de insulina en ayunas y posprandial.
Índice HOMA-IR.
Perfil lipídico completo.
Hemoglobina glucosilada.
Ácido úrico.
Vitamina D.
Ecografía hepática.
GGT, transaminasas y fosfatasa alcalina.
Ferritina y PCR (marcadores inflamatorios).
Con este análisis exhaustivo podrás ver el panorama completo, no sólo una escena aislada.
– Exceso de azúcar y harina refinada.
– Bebidas con fructosa (zumos, yogures azucarados, refrescos).
– Alimentos ultraprocesados y snacks.
– Consumo frecuente de alcohol.
– Mal sueño.
– Estrés sostenido.
– Falta de masa muscular.
– Estilo de vida sedentario.
El hígado no tiene recursos suficientes para soportar una carga de trabajo diaria tan pesada.