Ese día, todos creyeron asistir a un funeral triste pero común y corriente. Un hombre querido acababa de fallecer. Su familia, amigos y colegas estaban reunidos para presentarle sus últimos respetos. Y luego estaba Rex, su fiel compañero de cuatro patas, visiblemente afectado por la ausencia de su amo.
Pero nadie esperaba que Rex llamara la atención sobre un detalle que lo cambiaría todo.
Comportamiento perturbador al pie del ataúd
En cuanto llegó el ataúd, el ambiente se volvió más pesado. Las lágrimas corrían, las palabras se agolpaban. Rex , silencioso hasta entonces, se acercó... y luego saltó contra el ataúd. Empezó a ladrar con insistencia, arañando las tablas como si intentara alertar a alguien. Los familiares inicialmente pensaron que era una reacción de dolor. Algunos intentaron calmarlo, pero sin éxito.
Pero su comportamiento parecía deliberado, como si supiera algo que los demás no sabían.
Un detalle que pasó desapercibido
Este gesto sembró la duda. Julien , un familiar, conmocionado pero atento, empezó a preguntarse: ¿Y si Rex intentaba dar señales de algo? Poco a poco, Julien recopiló pequeñas pistas que todos habían pasado por alto: una carta olvidada, una llamada perdida, una reacción extraña de Marc , un amigo cercano.