Ella, la mujer responsable, dedicada, amorosa con mis nietos…
¿por qué escribiría algo así?
¿Qué significaban esas llaves?
¿Quién la estaba buscando?
Corrí a mi casa.
Mi hijo aún no había llegado del trabajo, y mis nietos jugaban sin saber nada.
Me encerré en mi habitación y marqué el número de mi nuera.
No respondió.
Volví a llamar.
No respondió.
Entonces mi teléfono vibró.
Un mensaje.
De un número desconocido.
Decía:
“Ella está bien por ahora. Pero ustedes no deben involucrarse.
Olviden lo que encontraron.”
Me quedé sin aire.
En ese momento entendí por qué el dueño de la tintorería me había dicho que me fuera con los niños.
Pero antes de hacer nada, mi hijo llegó a casa, vio mi expresión y me preguntó qué ocurría.
Le mostré la nota.
Le conté todo.
Él se derrumbó en el sofá, llevó las manos al rostro y dijo algo que me partió el alma:
“Mamá… yo sabía que algo escondía.
Pero nunca imaginé que fuera tan grave.”