En resumen, es el tipo de ingrediente que lo cumple todo: económico, ecológico y extraordinariamente eficaz. ¿Lo ponemos en práctica?
Cómo preparar tu propio fertilizante casero en dos minutos

¡Más sencillo imposible! Empieza por recoger los posos de café que quedan en tu cafetera. En una botella de plástico de 1,5 litros, vierte aproximadamente un litro de agua. Con un embudo, añade cuatro cucharadas de posos de café. Si la mezcla no fluye con facilidad, añade un poco más de agua. Cierra la botella, agita enérgicamente y deja reposar durante dos días.
Tras este periodo de descanso, riega tus plantas con este preparado una o dos veces al mes. Los resultados serán inmediatos: follaje más denso, floración más abundante y un verde vibrante, ¡como después de una buena dosis de vitaminas!
Precauciones a saber antes de abusar de él
Por maravilloso que sea, los posos de café no son aptos para todas las plantas. Algunas especies, como los tomates, los rábanos o los girasoles, prefieren un suelo menos ácido. El truco está en probar el fertilizante casero en una zona pequeña antes de usarlo en todas partes. Y, por supuesto, no hay que usarlo con demasiada frecuencia: la moderación es clave para un equilibrio perfecto.
Para obtener resultados óptimos, alterne con otros fertilizantes naturales, como cáscaras de huevo trituradas (ricas en calcio) o agua de cocción de verduras fría y sin sal. Su jardín se beneficiará de una mezcla verdaderamente nutritiva, variada y equilibrada.
El gesto ecológico que beneficia a todos

Al reutilizar los posos de café, le das una segunda vida a un residuo cotidiano y reduces tu impacto ambiental. Tus plantas te lo agradecerán con sus vibrantes colores, y el planeta también. Esto demuestra que las pequeñas acciones realmente crean jardines hermosos.