Un paseo rutinario se convirtió en descubrimiento
Bajo la suave luz dorada de la mañana, Thomas, un agricultor de 64 años, paseaba por sus campos de soja, inspeccionando el suelo después de una noche de lluvia.
La humedad se aferraba a las hojas y los charcos poco profundos brillaban en la bruma matutina. Era un comienzo típico de su día, hasta que algo inusual le llamó la atención.
Una visión desconocida.
Enclavado en un terreno bajo, había un extraño grupo de diminutos huevos translúcidos, cada uno con un tenue brillo azulado. No se parecían a nada que Thomas hubiera visto antes.
Demasiado grandes para huevos de insecto, demasiado delicados para cualquier ave que conociera: eran un misterio. Aunque intrigado, los dejó intactos y decidió buscar respuestas.
Llamando a los expertos
Thomas tomó algunas fotografías detalladas y se las envió a un biólogo que había conocido en un evento local años antes.
Al día siguiente, un grupo de científicos llegó a su granja, deseosos de investigar. Su análisis condujo a una conclusión sorprendente.
Aparece una especie rara
