Una joven negra gasta sus últimos ocho dólares para ayudar a un Ángel del Infierno; al día siguiente, cien motociclistas le dan un regalo que le cambia la vida.

Alguien publicó un video de esa mañana: cien Ángeles del Infierno entregando muebles a una madre soltera. Se volvió viral de la noche a la mañana.

Algunos comentarios fueron crueles: "Historia falsa". "Un truco publicitario para criminales".
Pero pronto, las familias ayudadas por el Legado de Lily publicaron sus propias historias: veteranos realojados, niños operados, abuelas realojadas.

El tono cambió. Los hashtags se extendieron: **#ElLegadoDeLily #OchoDólaresDeEsperanza**

Llegaron los medios. Sienna les dijo:
«Tenía 8 dólares y podía elegir: ayudar a un desconocido o alimentar a mi hijo. Elegí la bondad. Y esa decisión nos salvó a ambos».

#8. Un año después

Exactamente un año después de aquella noche, el centro estaba a rebosar de gente para celebrar su primer aniversario. Una pancarta proclamaba: **Un año de bondad**.

Sienna estaba de pie en el atril, Maya en la primera fila, con las piernas colgando.

"Hace un año", dijo Sienna, "creía que la amabilidad era un lujo que no podía permitirme. Pero he aprendido una cosa: la amabilidad es lo único que nunca se agota".

La sala estalló en aplausos. Hawk, al fondo, con los brazos cruzados, sonrió con lágrimas en los ojos.

Después de la ceremonia, la Sra. Johnson la abrazó.
"Me equivoqué con ellos... y contigo. Gracias por abrirme los ojos".

Sienna sonrió.
«Todos estamos aprendiendo, señora Johnson. De eso se trata».

Más tarde esa noche, camino a casa bajo la misma farola parpadeante, vio a un joven sentado en la acera, cerca de un coche averiado. Parecía perdido.

"Mi coche está destrozado", dijo. "Tengo que recoger a mi hijo en veinte minutos".

Sienna sacó 50 dólares de su bolso y se los entregó.
—Ve a buscar a tu chico.

"No lo puedo aceptar", balbuceó.

"Sí, puedes", respondió ella, dándole una tarjeta del Legado de Lily. "Cuando puedas, pásala a tu turno".

Parpadeó para contener las lágrimas.
"Gracias, señora. No lo olvidaré".

"Lo sé", dijo ella suavemente.

#9. El plato